El documento explora los antecedentes del arte contemporáneo en Medellín y Latinoamérica, destacando los manifiestos artísticos como herramientas para definir y reivindicar identidades culturales. Se analiza el Manifiesto de los Artistas Independientes de Colombia (1944), liderado por Pedro Nel Gómez, que aboga por un arte auténticamente americano, independiente de influencias europeas, y comprometido con la educación popular a través del muralismo. Este manifiesto es comparado con otras expresiones teóricas como el Manifiesto Antropófago de Brasil y el Manifiesto Invencionista de Argentina, situando al arte latinoamericano en un contexto de búsqueda constante por nuevos lenguajes estéticos.
Se critican las contradicciones y limitaciones del manifiesto colombiano, señalando su inspiración en movimientos previos como el muralismo mexicano, y se enfatiza la importancia de heredar principios auténticos para renovar el arte. También se reflexiona sobre el papel del artista como agente cultural, destacando su responsabilidad en rehumanizar una sociedad deshumanizada por la política y la economía. El texto invita a repensar el arte como un proceso de transformación profunda y no como una mera repetición de tradiciones pasadas.